Corría el año 1914 y la Joven Ana Jarvis, había hecho al Congreso de Estados Unidos la petición de conmemorar el Día de la Madre, tomando como fecha el aniversario de la muerte prematura de la mama de la Srta Jarvis, desde entonces cada segundo domingo de Mayo, se rinde homenaje a la vida, al ser que multiplica amor, al que da frutos desde sus entrañas .
Todos los días son días de madre, unos llenos de alegrías y otros repletos de ilusiones y están los otros , esos días que las madres lloran despidiendo tristezas y sin sabores, pero hay un día ..ese segundo domingo de Mayo ,donde los hijos del mundo recuerdan, veneran, festejan ,lloran, entornan las pupilas y sacan del corazón un abrazo imaginario porque mama ya no esta para apretarles y colmarles de bendiciones….
pero también es el día, de las madres que sin dar a luz, supieron y saben dar el amor sin limites, sin retaceos….desde el rinconcito que hoy se viste con aroma de flores del mes de mayo…..saludo a las madres del mundo que de una forma u otra cumplen con el roll mas sagrado y que no se pierde nunca, ni siquiera después de muerta. Comparto un hermoso poema de Pablo Neruda. Bendiciones y flores para todas!!
LA MAMADRE
La mamadre viene por ahí,
con zuecos de madera. Anoche
sopló el viento del polo, se rompieron
los tejados, se cayeron
los muros y los puentes,
aulló la noche entera con sus pumas,
y ahora, en la mañana
de sol helado, llega
mi mamadre, doña
Trinidad Marverde,
dulce como la tímida frescura
del sol en las regiones tempestuosas,
lamparita
menuda y apagándose,
encendiéndose
para que todos vean el camino.
Oh dulce mamadre
-nunca pude
decir madrastra-,
ahora
mi boca tiembla para definirte,
porque apenas
abrí el entendimiento
vi la bondad vestida de pobre trapo oscuro,
la santidad más útil:
la del agua y la harina,
y eso fuiste: la vida te hizo pan
y allí te consumimos,
invierno largo a invierno desolado
con las goteras dentro
de la casa
y tu humildad ubicua
desgranando
el áspero
cereal de la pobreza
como si hubieras ido
repartiendo
un río de diamantes.
Ay mamá, cómo pude
vivir sin recordarte
cada minuto mío?
No es posible. Yo llevo
tu Marverde en mi sangre,
el apellido
del pan que se reparte,
de aquellas
dulces manos
que cortaron del saco de la harina
los calzoncillos de mi infancia,
de la que cocinó, planchó, lavó,
sembró, calmó la fiebre,
y cuando todo estuvo hecho,
y ya podía
yo sostenerme con los pies seguros,
se fue, cumplida, oscura,
al pequeño ataúd donde por vez primera estuvo ociosa
bajo la dura lluvia de Temuco.
De "Memorial de Isla negra" 1966Pablo Neruda.
3 comentarios
visitante -
margee -
un abrazo para ti
Carlos Martinez -